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lunes, 10 de marzo de 2008

Prevención: El enfoque moderno de la medicina




M.C. Guido Merea Longa


Especialista Médico Auditor de la SEPS






En la época actual, es un hecho a destacar la forma en que ha aumentado la expectativa de vida de las personas.

Se dice que en los países más desarrollados de Europa, los ciudadanos tienen un pronóstico de vida como no lo ha habido nunca en la historia de la humanidad, pero lo que es mas impresionante es que la esperanza de vida sigue aumentando, no solo porque sigan mejorando las técnicas de diagnóstico o los métodos de tratamiento, sino porque todavía existe en esos países una cantidad significativa de enfermedades “evitables”, que además llevan a quienes las sufren a una mortalidad prematura.

Pero ¿qué podemos decir de estas enfermedades? En primer lugar, que se relacionan a determinados tipos de cáncer, enfermedades infecciosas, respiratorias y circulatorias, accidentes, lesiones y algunos tipos de trastornos mentales. La pregunta es ¿por qué estas enfermedades han quedado en último lugar en la lista de las enfermedades a resolver?

Al menos una de las razones se refiere a la forma en que, desde tiempos inmemoriales, el médico ha realizado su labor y esta ha sido curando al enfermo. Vale decir, que la medicina se ha orientado desde siempre a tratar enfermedades. Esta es una lógica simple: una persona esta enferma por lo tanto necesita a un médico. O dicho de otro modo, si una persona está sana no necesita a un médico.

Sin embargo el concepto moderno de la medicina invierte un poco esa figura y dice: estás sano, entonces mantente sano. O también, haz todo lo que se sabe te va a ayudar a impedir que te aparezcan enfermedades. Y lo bueno es que existen maneras de hacerlo, a través de la llamada Medicina Preventiva.

Este, relativamente nuevo campo de la medicina, es el encargado de determinar las maneras de evitar las enfermedades y en caso de que éstas aparecieran, atenuar al máximo sus posibles complicaciones. La forma en que lo hace es a través de la Promoción y la Prevención en Salud, uno de cuyos instrumentos es la Educación para la Salud la que, en opinión de la Organización Mundial de la Salud, debe abarcar, además de la transmisión de la información del cuidado de la salud, el fomento de la auto motivación, de las habilidades personales y la autoestima, condiciones necesarias para que la persona adopte las medidas destinadas a mejorar su salud.

Sin embargo, lo anterior no resulta fácil. Se sabe, por ejemplo, que en los Estados Unidos de Norteamérica se gastan cifras fabulosas de dólares al año en el tratamiento de la diabetes, la obesidad y patología vinculada al tabaquismo, enfermedades todas que deberían ser enfrentadas con medidas preventivas antes que curativas.

También se reconoce que el 40% de las muertes prematuras se deben a conductas no saludables, condición socio económica y causas ambientales. Situaciones que son manejables con acciones de tipo preventivo, pero que resultan difíciles de lograr por el hecho de que la prevención involucra acciones abstractas, que no siempre tiene resultados inmediatos, que son de difícil comprensión por el desconocimiento de las enfermedades y, sobre todo aceptación, por el sacrificio que exigen. Sin embargo, paradójicamente actúan sobre aspectos claramente concretos como la salud de la persona.

Resulta pues, un hecho adicional y también innegable, que el estado de salud de la población depende en gran parte del comportamiento individual, en cuanto a actitudes y conductas propicias para su salud (alimentación, actividad física, hábitos de vida), o de condiciones de vida (vivienda, medio ambiente), así como de las condiciones laborales.

Es fácil notar que se puede influir favorablemente en muchos de estos factores mediante campañas de promoción y prevención eficaces donde, como es sabido, la información desempeña un papel fundamental, pues enseña a elegir lo más sano y estimula conductas saludables, sensibilizando por ejemplo sobre los efectos perjudiciales del tabaco, el alcohol, la obesidad y el sedentarismo, entre otros.

Pero el tema más importante a resolver sigue siendo: ¿Estamos todos convencidos de las ventajas del nuevo enfoque de la medicina?

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