Deporte para el Desarrollo y Crecimiento de los Niños (Tomado de: http://www.deportesalud.com/)
Existen muchos factores vinculados al crecimiento y desarrollo del individuo. Uno de ellos viene determinado genéticamente, ya que la herencia juega un rol fundamental en la velocidad de crecimiento, madurez ósea, estatura corporal, etc.
Sin embargo, existen otros factores exógenos o ambientales -como la nutrición, el clima o las enfermedades que se hayan desarrollado -, que también interactúan y determinan el crecimiento y desarrollo final. Dentro de ellos, es bueno recalcar la importancia que tiene la práctica de la actividad física y el deporte a edades tempranas, ya que ellos repercuten en el aspecto afectivo, social y cognitivo de los niños.
La educación física y el deporte desarrollan capacidades como la percepción espacial, la coordinación motora, la agilidad y el equilibrio. A nivel social, los menores aprenden a asumir ciertas responsabilidades, comprenden las normas establecidas, y experimentan los éxitos y fracasos.
Por otro lado, también es necesario subrayar los beneficios que se obtienen a nivel físico y psicomotor. Los especialistas coinciden en que la realización de actividad física durante la niñez favorece el proceso de crecimiento, debido a la estimulación que se produce a nivel de tejido óseo y muscular.
No obstante, siempre es preciso tomar ciertas precauciones, ya que cuando esta actividad supera los límites máximos permitidos -con posiciones y ejecuciones incorrectas o cargas excesivas-, pueden producirse efectos indeseables. Por eso es importante que el deporte infantil sea impartido por educadores especializados, que sean capaces de adaptar la actividad de acuerdo a la edad y condición física del menor, evitando caer en errores que a futuro puedan influir negativamente en su desarrollo.
Sobre el particular y en términos generales se recomienda:
· Niños menores de 5 años: antes que hacerles practicar un deporte, es conveniente encauzarlos hacia un desarrollo psicomotor, de modo que vayan adquiriendo equilibrio y coordinación.
· Entre los 6 y los 10 años: las cualidades elásticas y la fuerza muscular empiezan a desarrollarse, por lo que ya se consideran aptos para incursionar en el campo deportivo.
· Entre los 10 y los 14 años: a las características anteriores se añaden coordinación, destreza y capacidad aeróbica, lo que aumenta su espectro de actividades y permite definir especialidades.
· Entre los 14 y los 17 años: se alcanza la fuerza muscular máxima, que conviene abocar a la práctica de una especialidad en particular.
N. del R.: El control de sobrepeso en el niño toma especial importancia en la actualidad, ya que se considera que el problema de la obesidad entre la población joven y las patologías asociadas a la misma, como la diabetes y la hipertensión, reducirán la esperanza de vida de las generaciones venideras respecto a la actual.
Es en este sentido que se propugna el tratamiento del niño con sobrepeso mediante un programa multidisciplinario, que combine la restricción dietética, el aumento de la actividad física, la educación nutricional y la modificación de conductas.
La finalidad del tratamiento en la edad infantil no es la pérdida de peso en si, a diferencia del tratamiento en el adulto, sino evitar la ganancia ponderal puesto que los niños están creciendo. Las modificaciones dietéticas terapéuticas permiten satisfacer las necesidades nutricionales sin interferir el ritmo de crecimiento y desarrollo adecuado, asegurando los aportes de micro y macro nutrientes, mientras que el deporte, además de favorecer el proceso de consumo calórico y crecimiento, mejora los aspectos afectivos, sociales y cognitivo en los niños, lo que beneficia su autoestima, uno de los aspectos que la obesidad también daña.
Sin embargo, existen otros factores exógenos o ambientales -como la nutrición, el clima o las enfermedades que se hayan desarrollado -, que también interactúan y determinan el crecimiento y desarrollo final. Dentro de ellos, es bueno recalcar la importancia que tiene la práctica de la actividad física y el deporte a edades tempranas, ya que ellos repercuten en el aspecto afectivo, social y cognitivo de los niños.
La educación física y el deporte desarrollan capacidades como la percepción espacial, la coordinación motora, la agilidad y el equilibrio. A nivel social, los menores aprenden a asumir ciertas responsabilidades, comprenden las normas establecidas, y experimentan los éxitos y fracasos.
Por otro lado, también es necesario subrayar los beneficios que se obtienen a nivel físico y psicomotor. Los especialistas coinciden en que la realización de actividad física durante la niñez favorece el proceso de crecimiento, debido a la estimulación que se produce a nivel de tejido óseo y muscular.
No obstante, siempre es preciso tomar ciertas precauciones, ya que cuando esta actividad supera los límites máximos permitidos -con posiciones y ejecuciones incorrectas o cargas excesivas-, pueden producirse efectos indeseables. Por eso es importante que el deporte infantil sea impartido por educadores especializados, que sean capaces de adaptar la actividad de acuerdo a la edad y condición física del menor, evitando caer en errores que a futuro puedan influir negativamente en su desarrollo.
Sobre el particular y en términos generales se recomienda:
· Niños menores de 5 años: antes que hacerles practicar un deporte, es conveniente encauzarlos hacia un desarrollo psicomotor, de modo que vayan adquiriendo equilibrio y coordinación.
· Entre los 6 y los 10 años: las cualidades elásticas y la fuerza muscular empiezan a desarrollarse, por lo que ya se consideran aptos para incursionar en el campo deportivo.
· Entre los 10 y los 14 años: a las características anteriores se añaden coordinación, destreza y capacidad aeróbica, lo que aumenta su espectro de actividades y permite definir especialidades.
· Entre los 14 y los 17 años: se alcanza la fuerza muscular máxima, que conviene abocar a la práctica de una especialidad en particular.
N. del R.: El control de sobrepeso en el niño toma especial importancia en la actualidad, ya que se considera que el problema de la obesidad entre la población joven y las patologías asociadas a la misma, como la diabetes y la hipertensión, reducirán la esperanza de vida de las generaciones venideras respecto a la actual.
Es en este sentido que se propugna el tratamiento del niño con sobrepeso mediante un programa multidisciplinario, que combine la restricción dietética, el aumento de la actividad física, la educación nutricional y la modificación de conductas.
La finalidad del tratamiento en la edad infantil no es la pérdida de peso en si, a diferencia del tratamiento en el adulto, sino evitar la ganancia ponderal puesto que los niños están creciendo. Las modificaciones dietéticas terapéuticas permiten satisfacer las necesidades nutricionales sin interferir el ritmo de crecimiento y desarrollo adecuado, asegurando los aportes de micro y macro nutrientes, mientras que el deporte, además de favorecer el proceso de consumo calórico y crecimiento, mejora los aspectos afectivos, sociales y cognitivo en los niños, lo que beneficia su autoestima, uno de los aspectos que la obesidad también daña.