¿Sabías que hace 38 años, el 22 de abril de 1970, se celebró por primera vez el “Día de la Tierra”?
El “Día de la Tierra” es un día festivo en muchos países y fue celebrado por primera vez por iniciativa de Gaylord Nelson (1916 – 2005), senador demócrata estadounidense y apasionado defensor del medio ambiente, quien impulsó esta iniciativa con la intención de crear conciencia entre los ciudadanos sobre los problemas de la contaminación, la conservación de la biodiversidad y otras preocupaciones ambientales dirigidas a proteger nuestro hábitat.
La Tierra, único planeta habitado del sistema solar, está en la ecósfera, un espacio que rodea al sol y donde se dan las condiciones necesarias para que exista vida (al menos en las formas que entendemos por vida). Es el mayor de los planetas rocosos, lo que hace que pueda retener una capa de gases denominada “atmósfera”, la que dispersa la luz y absorbe el calor, con lo que evita que de día la Tierra se caliente demasiado y que de noche se enfríe excesivamente.
Siete de cada diez partes de la superficie de la Tierra están cubiertas de agua; los mares y océanos también ayudan a regular la temperatura. El agua que se evapora forma nubes que luego retornan en forma de lluvia o nieve, formando ríos y lagos. En los polos, que reciben poca energía solar y por tanto calor, el agua se hiela y forma los “casquetes polares”, el del sur es más grande y concentra la mayor reserva de agua dulce.
Pero, a propósito del Día de la Tierra, en la primera manifestación que se hizo en los Estados Unidos para celebrarla, participaron dos mil universidades, diez mil escuelas y centenares de comunidades. La presión social fue tan importante que el gobierno de los Estados Unidos creó la Environmental Protection Agency (Agencia de Protección Ambiental) y una serie de leyes destinada a la protección del medio ambiente
Así, el Día de la Tierra se ha convertido en un importante acontecimiento educativo e informativo, y se utiliza como ocasión para evaluar los problemas medioambientales del planeta: la contaminación del aire, agua y suelos; la destrucción de ecosistemas; la pérdida irremediable de especies vegetales y animales; y el agotamiento de recursos no renovables.
Se insiste en la búsqueda de soluciones que permitan eliminar los efectos negativos de las actividades humanas, como el reciclado de materiales no biodegradables, la preservación de recursos naturales como el petróleo, la prohibición de utilizar productos químicos dañinos, el fin de la destrucción de hábitat primordiales como los bosques húmedos y la protección de especies amenazadas.
El Día de la Tierra es pues una fiesta de todos los que habitamos en ella, pertenece a toda la gente y no está regulada por ninguna entidad u organismo específico; tampoco está relacionado con reivindicaciones políticas, nacionales, religiosas, ideológicas, ni raciales. Apunta a la toma de conciencia del cuidado de los recursos naturales de la Tierra y su manejo, a la educación ambiental. Por ello en el Día de la Tierra todos tenemos la responsabilidad de participar en actividades que promuevan la salud de nuestro planeta.
Y esa obligación con la Tierra es ahora mucho más importante de lo que lo fue hace 38 años, debido a que ahora se puede decir sin temor a equivocarse que “la Tierra está enferma”, estamos ante un mundo con fiebre, la temperatura del planeta se ha elevado, etc.
Hay que tener en cuenta que el calentamiento global producido por la acumulación de dióxido de carbono y otros gases llamados de efecto invernadero, impiden que los rayos solares que ingresan a la atmósfera puedan salir y, de ese modo, se eleva la temperatura del planeta, alterando las condiciones ambientales que rigen el equilibrio natural de la Tierra, afectando además la salud de las personas.
Cambios climáticos y salud de las personas
Si bien los cambios climatológicos inducidos por el calentamiento global son ya bastante conocidos y, a pesar de ello, el esfuerzo por reducirlo bastante pobre, reflexionemos ahora sobre su influencia en la salud de las personas.
El doctor Frank Murray, de la Universidad Murdoch de Australia, ha señalado que "Gran parte de la población mundial vive en áreas donde los niveles de contaminación atmosférica exceden los lineamientos establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS)"; por ejemplo:
Ø Más de 1.200 millones de personas están expuestas a niveles excesivos de dióxido de azufre.
Ø Más de 1.400 millones de personas estarían expuestas a excesivos niveles de materia en partículas en suspensión (Dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, óxidos de azufre, cuerpos volátiles, entre otros).
Ø Entre el 15 y el 20% de la población de Europa y América del Norte está expuesta a niveles que exceden los límites permisibles de dióxido de nitrógeno.
Si bien todos estos elementos tienen un cierto grado de toxicidad, unos son más dañinos que otros, por ejemplo el monóxido de carbono (CO), el más tóxico de todos los contaminantes que contiene el aire, es un gas incoloro, inodoro e insípido, no irrita, ni hace toser; sin embargo, los primeros síntomas de la intoxicación por este gas son el cansancio, el agotamiento, luego dolor de cabeza, mareos, trastornos del sueño, irritabilidad y cambios bruscos del carácter. De seguir respirando aire con mucho CO, los síntomas se acentúan y el daño se hace mucho más grave.
¿Y de dónde sale el CO? Esta sustancia proviene de los combustibles como la gasolina del automóvil, de las plantas eléctricas que utilizan carbón, gas o petróleo, o de los incineradores de basura. Ello demuestra claramente que aquello que daña a la tierra, también daña a la humanidad. Entonces es oportuno reflexionar y preguntarse; ¿Qué tan importante es celebrar el Día de la Tierra?
Compendiado por Guido Merea Longa de:
Wikipedia
http://www.astromia.com/solar/tierra.htm
http://www.familia.cl/ContenedorTmp/DiaTierra/tierra.htm
http://www.airinfonow.com/espanol/html/ed_co.html