Adaptado de BBC Mundo.com
Según un estudio realizado en Dinamarca ([1]), país con uno de los niveles de vida más alto del mundo, las vitaminas antioxidantes (E, C y A, básicamente), de las que tradicionalmente se creía que prolongan la vida al inhibir la tasa de oxidación de los radicales libres (grupos de átomos producto de la oxigenación celular, inestables y muy reactivos, que causarían daño celular, debilitarían el sistema inmune y modificarían la conformación genética), razón por la cual mucha gente alrededor del mundo compra y consume como suplementos vitamínicos, podrían no solo no prolongar la vida, sino incluso acortarla.
Estudios realizados con anterioridad en animales sugerían que los suplementos antioxidantes podrían ser beneficiosos para prolongar la vida, al proteger a las células del impacto dañino de las moléculas conocidas como radicales libres. Sin embargo, otras investigaciones habían encontrado que éstos compuestos podrían tener efectos perjudiciales, o no tener ningún efecto.
Debido a esta divergencia, investigadores del Hospital Universitario de Copenhague analizaron un grupo grande de estudios realizados con la finalidad de determinar los efectos de los antioxidantes en la mortalidad de pacientes sanos y enfermos. Dicho estudio fue publicado en The Cochrane Library, (Biblioteca Cochrane) y analizó los resultados de 67 ensayos clínicos en los que participaron unas 250.000 personas.
En un grupo del estudio participaron personas sanas y en el otro grupo personas con varias enfermedades, incluidos males gastrointestinales, cardiovasculares, neurológicos, oculares, dermatológicos, reumatoides y renales.
Los resultados mostraron que, en general, los suplementos no tienen ningún efecto en la reducción de la mortalidad, sino contrariamente estarían relacionados a su incremento, ya que la mortalidad fue más alta (13%) entre los participantes que tomaron suplementos, que en aquellos que tomaron placebos (10,5%).
Tampoco se encontró diferencias en el efecto de los suplementos en los pacientes sanos y en los pacientes con diversas enfermedades.
Goran Bjelakovic, principal autor del estudio, afirmó; "no pudimos encontrar evidencia que apoye la teoría de que el consumo de suplementos de antioxidantes reduzca el riesgo de morir de forma más temprana", y, de hecho, “podrían aumentar la mortalidad”. En todo caso, el especialista reconoció que es necesario llevar a cabo más estudios para evaluar los efectos potenciales de estos suplementos.
Como conclusión el estudio indica que "es necesario que los suplementos antioxidantes sean considerados productos médicos", lo que podría significar que su venta debería restringirse a aquellos que portan una receta. En ese sentido, los estudiosos recomendaron como la mejor estrategia para evitar la necesidad de suplementos vitamínicos, CONSUMIR UNA DIETA EQUILIBRADA, CON UN AMPLIO COMPONENTE DE NUTRIENTES Y MINERALES NATURALES, COMO FRUTAS Y VEGETALES.
Según un estudio realizado en Dinamarca ([1]), país con uno de los niveles de vida más alto del mundo, las vitaminas antioxidantes (E, C y A, básicamente), de las que tradicionalmente se creía que prolongan la vida al inhibir la tasa de oxidación de los radicales libres (grupos de átomos producto de la oxigenación celular, inestables y muy reactivos, que causarían daño celular, debilitarían el sistema inmune y modificarían la conformación genética), razón por la cual mucha gente alrededor del mundo compra y consume como suplementos vitamínicos, podrían no solo no prolongar la vida, sino incluso acortarla.
Estudios realizados con anterioridad en animales sugerían que los suplementos antioxidantes podrían ser beneficiosos para prolongar la vida, al proteger a las células del impacto dañino de las moléculas conocidas como radicales libres. Sin embargo, otras investigaciones habían encontrado que éstos compuestos podrían tener efectos perjudiciales, o no tener ningún efecto.
Debido a esta divergencia, investigadores del Hospital Universitario de Copenhague analizaron un grupo grande de estudios realizados con la finalidad de determinar los efectos de los antioxidantes en la mortalidad de pacientes sanos y enfermos. Dicho estudio fue publicado en The Cochrane Library, (Biblioteca Cochrane) y analizó los resultados de 67 ensayos clínicos en los que participaron unas 250.000 personas.
En un grupo del estudio participaron personas sanas y en el otro grupo personas con varias enfermedades, incluidos males gastrointestinales, cardiovasculares, neurológicos, oculares, dermatológicos, reumatoides y renales.
Los resultados mostraron que, en general, los suplementos no tienen ningún efecto en la reducción de la mortalidad, sino contrariamente estarían relacionados a su incremento, ya que la mortalidad fue más alta (13%) entre los participantes que tomaron suplementos, que en aquellos que tomaron placebos (10,5%).
Tampoco se encontró diferencias en el efecto de los suplementos en los pacientes sanos y en los pacientes con diversas enfermedades.
Goran Bjelakovic, principal autor del estudio, afirmó; "no pudimos encontrar evidencia que apoye la teoría de que el consumo de suplementos de antioxidantes reduzca el riesgo de morir de forma más temprana", y, de hecho, “podrían aumentar la mortalidad”. En todo caso, el especialista reconoció que es necesario llevar a cabo más estudios para evaluar los efectos potenciales de estos suplementos.
Como conclusión el estudio indica que "es necesario que los suplementos antioxidantes sean considerados productos médicos", lo que podría significar que su venta debería restringirse a aquellos que portan una receta. En ese sentido, los estudiosos recomendaron como la mejor estrategia para evitar la necesidad de suplementos vitamínicos, CONSUMIR UNA DIETA EQUILIBRADA, CON UN AMPLIO COMPONENTE DE NUTRIENTES Y MINERALES NATURALES, COMO FRUTAS Y VEGETALES.
[1] La economía de Dinamarca depende de la importación de materias primas de mercados foráneos, es auto suficiente en energía y exporta principalmente maquinaria, instrumentos y productos alimenticios. Los daneses están orgullosos por el alto nivel de desarrollo alcanzado en sus políticas de salud pública, que garantizan a todos los daneses atención sanitaria, a pesar de que en los últimos 20 años el sistema ha empezado a mostrar problemas y la necesidad de reformarlo empieza a ser discutida.